Todos tenemos algo de Duarte
Se fue el mes de la patria, y pasó sin pena ni gloria para muchos de nosotros. Sin embargo, en las escuelas cada año se reinventa nuestra independencia.
En el colegio recuerdo que siempre habían actos en conmemoración del día de Duarte en enero, pero sobretodo del día de la independencia en febrero. Tuve la oportunidad, tres años después de dejar eso atrás, de asistir a varios actos de estos que les hablo.
Se vuelve a vivir el merengue, las tradiciones y costumbres que hace años desaparecieron, esas faldas tricolor y los sombreros largos que ya sólo se ven en los ballet folklóricos.
Nunca falta una obra o una dramatización sobre el juramento de los trinitarios o el papel de las mujeres en las contiendas independentistas.
Cada año escolar, un Duarte; un Mella y un Sánchez renacen de sus cenizas y vuelven a entonar el himno nacional y el de la bandera. Con sus sacos y sus bigotitos los chicos de escuela llevan en su sangre la historia de la patria y la vuelven suya cada vez que la interpretan.
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