Cosas inesperadas
La vida nunca deja de sorprenderte, el radio se te daña o simplemente tu cel no aparece. El asunto es que siempre el corazón bombea sangre a un ritmo cada vez más acelerado y cada vez más deprimente.
Justo cuando piensas que ya no puede ser peor - gran error -, pasa algo... y tu solamente puedes seguir el juego, en el mismo círculo. No se detendrá. No me preocupo, más vale preocuparse cuando no haya nada que nuble tu mente, una palabra, una lágrima, una situación adversa que te rete, porque entonces amigo mío estarás diez metros bajo tierra preguntándote qué pudiste haber hecho diferente.
Y el corazón bombea, y la sangre se quiere salir por mis poros cada vez que pienso en todos los problemas, que la mayoría no son míos y, sin embargo, igual me dejan despierta toda la noche. Me digo que no resolveré nada y aquieto las voces alteradas en mi mente, pero sólo para comenzar el siguiente día con la misma cantaleta y otras que se incorporan.
Una de dos, o termino con los pies delante mío o salgo a camino.
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